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Mostrando las entradas de octubre, 2021

Érase una vez un hombre muy alto

Marco Antonio Rodríguez/  Aquel hombre tan alto veía de frente a las jirafas mientras ellas indiferentes masticaban hojas de árbol. Miraba el reflejo de su rostro cacarizo en los primeros pisos de edificios gigantes. Era tan alto que mordía las nubes como algodón azucarado y usaba la lluvia como regadera. Miraba paisajes sin subir montañas o escalar árboles frondosos y cuando lloraba aparecía cascadas tibias y saladas. Era tan alto que ningún pensamiento era más grande. Esnifaba ocasionalmente nubes y la desaparecía, pero otras más daba pinceladas al cielo como haciendo trazos en un lienzo azul y eterno, a veces rojizo o anaranjado, a veces multicolor. Cuando bailaba hacía vibrar los lagos y formaba olas monstruosas que envolvían a los surfistas. Los perros orinaban con frecuencia sus zapatos y pantalón quizás por ver en sus piernas un poste adecuado para aquella necesidad fisiológica y territorial; pero él, desde las alturas, apenas percibía un manchón cualquiera al que no le daba imp

Romance de una microficción

 Outis Polifemo Aún lo veo deslizándose en medio de la oscuridad, un bello muchacho haciendo la guardia de media noche. Recuerdo que las sombras se aproximaban a él, pero sus dos centinelas, bravos canes que cuidaban el fuerte le advirtieron. Pronto el de hermosos ojos se dio cuenta que  Πολύφημος o Polyphêmos lo acechaba desde un árbol. Sin embargo, el cíclope ya no guardaba la maldad de antes. Estaba cansado de ser quien era, un perro solitario y triste. σεβαστεύω  o Sebastéano lo miró desde su nave, y con una insondable bondad le extendió su mano. Polyphêmos, el de muchas palabras,  se acercó lentamente como un animal asustado. Margarita y Luciano desconfiaron de él al principio. Pero cuando el cíclope le preguntó al guardián del paro si tenía un poco de semillas para sembrar, todos se quedaron sin palabras. Aquel ser les contó que había aprendido las oscuras artes de la alquimia, de la agricultura. Que si era su voluntad podían transformar la materia en alimento, en oro que se come

Estado de excepción y dispositivos disciplinarios

 Outis Polifemo Apuntes sobre filosofía del derecho Las constituciones de los Estados-Nación se crearon para imponer un tope a los soberanos de dichos territorios, para controlar los excesos de sus gobiernos y también para cuestionar la legitimidad de la justificación religiosa para ejercer el poder sobre un pueblo. Sin embargo, estas constituciones fueron establecidas bajo el predominio de la violencia y la ausencia de derecho, es decir, bajo el estado de excepción. El estado de excepción constituye un momento, una temporalidad en que el ser humano se encuentra desnudo frente a los avatares de la vida natural. Por eso la justificación de la existencia del Estado se refiere a la protección de los cuerpos humanos. Cuando el estado de excepción irrumpe se cree, -como lo describe el filósofo Giorgio Agamben en su Homo sacer- es un momento que debería superarse en poco tiempo, tiempo en el que al no haber estado de derecho, los derechos humanos se suspenden y quedan sometidos a la decisión