Outis Polifemo
Aún lo veo deslizándose en medio de la oscuridad, un bello muchacho haciendo la guardia de media noche. Recuerdo que las sombras se aproximaban a él, pero sus dos centinelas, bravos canes que cuidaban el fuerte le advirtieron. Pronto el de hermosos ojos se dio cuenta que Πολύφημος o Polyphêmos lo acechaba desde un árbol. Sin embargo, el cíclope ya no guardaba la maldad de antes. Estaba cansado de ser quien era, un perro solitario y triste. σεβαστεύω o Sebastéano lo miró desde su nave, y con una insondable bondad le extendió su mano. Polyphêmos, el de muchas palabras, se acercó lentamente como un animal asustado. Margarita y Luciano desconfiaron de él al principio. Pero cuando el cíclope le preguntó al guardián del paro si tenía un poco de semillas para sembrar, todos se quedaron sin palabras. Aquel ser les contó que había aprendido las oscuras artes de la alquimia, de la agricultura. Que si era su voluntad podían transformar la materia en alimento, en oro que se come, en amor, en plenitud que es el nombre secreto de Κρόνος (Cronos), y el de los que se aman (o se devoran eternamente).
Fotografía: Marco Antonio Rodríguez.
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