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Pink Moon

 Víctor Corrales /

El 25 de febrero se cumplieron 50 años del lanzamiento de uno de los discos más interesantes e infravalorados dentro del folk: Pink Moon del cantautor Nick Drake.

Pocas son las voces misteriosas y al mismo tiempo tan cautivadoras como la de Nick Drake, el cantante nacido en Birmania (1948- 1974) aunque de nacionalidad británica; supo crear una clase de fragilidad dentro de sus canciones con profundidad y melancolía incluida. Su música se encuentra emparentada con la generación de guitarristas/cantantes del festival de NewPort, entre los que se destacan: Woody Guthrie, Bob Dylan, Joan Baez o Leonard Cohen, aunque alejado ya de ese primer movimiento que se dio a principios de los 60’s. Su estilo bucólico y resignado también lo distinguía de las canciones de protesta y amor no correspondido que triunfaban en aquel entonces. Drake empezó su carrera discográfica en 1968 con Five Leaves Left y Bryter Layter de 1970, ambos con un sonido folk acústico típicamente británico. Nick Drake casi no se presentaba en vivo debido al carácter intimista y casi contemplativo de su música, no obstante, de calidad incuestionable.

Nick venía trabajando en sus anteriores discos bajo la producción de Joe Boyd; juntos habían creado un sonido sobrio que acompañaba la voz y la guitarra del joven músico con arreglos chispeantes de cuerdas y pianos armónicos. Sus discos, aunque bien recibidos por la crítica, resultaban intrascendentes para el gusto comercial; sus ventas de tan sólo unos cientos de discos en esos días dejaron insatisfecho al cantante que decidió tomar otra dirección, aunque por razones ajenas a él.


Nuevo rumbo

Después de la promoción casi inexistente de su segundo disco y antes de preparar las letras para su tercer trabajo, Nick Drake supo de la partida de su amigo y arreglista Joe Boyd, quien viajaría a California para producir artistas pertenecientes al sello discográfico de Drake quien, al verse impedido para trabajar con su socio de anteriores entregas, decidió resaltar un sonido minimalista dentro de sus composiciones, prácticamente sin arreglos aparte de su guitarra acústica. 



Luna Rosa

Un rascar de cuerdas fluido se oye a lo largo de todo el disco (esa será una de las principales características para este nueva entrega); la combinación de acordes le dan a cada canción una fragilidad inquietante. La complejidad de cada  melodía  combinada con esa triste pero optimista voz  son los nuevos horizontes en Pink Moon.

Para este nuevo disco Nick Drake trabajó en canciones cortas, oscuras, todo dentro de un ambiente emotivo y melancólico. Las letras son en su mayoría versos cortos evocando la contemplación, ya sea de la naturaleza o de la vida, como un camino recorrido; el desasosiego constante en la voz de Drake parece matizar cada canción.

El disco comienza con la homónima Pink Moon, una balada agreste que nos remite a la luna como única luz entre la oscuridad, una luna rosa. Place to be (en español: lugar donde estar) y Road (Camino) son canciones que siguen la tónica de la naturaleza; para estos temas el cantautor recuerda y describe como un viejo pasajes de armonía a lo largo de la vida, ahora la serenidad lo abandona, aún cuando no alcanza los 24 años.

Wich will (¿A quién?) Es una carta de amor donde el autor se pregunta: ¿A quién vas a elegir, bajo la bóveda estelar? (which will you choose from, from the stars above?). Melancólica y reflexiva, el tema da un giro con sutileza extraordinaria al preguntar en la última línea sin rodeos: Y dime ahora/ ¿a quién amas de verdad? (and tell me now/which will you love the best). Horn continua como una pequeña pieza instrumental donde la guitarra es la protagonista de esta conmovedora canción, con ese sentido minimalista presente a lo largo del disco. En Things behind the sun (Cosas detrás del sol) una voz cansada canta acerca de todo lo que no ha podido ser y las pugnas de la vida que se presentan como derrota, aunque todo parece cambiar con esa voz que de pronto agradece por la lluvia, las estrellas, todas esas cosas detrás del sol. 


Know (se) es un blues que recuerda los trovadores de la música negra norteamericana de mitad del siglo XX. Durante un riff infinito Drake interpreta un aullido y canta sobre no querer saber más de la vida: Has de saber que te quiero/ saber que me da igual/has de saber que te veo/ que ahí no estoy más (know that i love wou/know i don’t care/ know that i see you/ know i´m not there). Parasite es una canción que Drake venía ensayando desde anteriores trabajos, pero nunca se presentó la oportunidad de grabarla, hasta ahora.  La estética oscura dentro del disco resultó conveniente con la letra que dice: Soy el parásito de esta ciudad (i´m the parasite of this town). Free Ride es un viaje de sensaciones interpretado por Drake, una invitación a escapar de las obligaciones y el letargo. Harvest breed (Crianza de la cosecha) retrata el ritual de la cosecha, un tema de introducción para From the Morning (De la Mañana) que despide de manera exquisita el LP, un tema con un sentimiento de esperanza excepcional: la guitarra guía una voz extasiada por la luz de un nuevo día, las infinitas combinaciones de colores están presentes y nos invita a contemplar el amanecer.

Un disco de apenas 28 minutos que a lo largo de 11 canciones nos muestrea el talento y sensibilidad de Drake casi al desnudo. Lo esencial de su música aparece aquí, esa extraordinaria capacidad de sumergir a sus escuchas por pasajes emotivos simplemente con una guitarra y su voz siguen fascinando hasta hoy.

Sin embargo, este nuevo disco mantuvo un bajo perfil al igual que sus anteriores trabajos; sombrío, críptico y con pocas presentaciones y reseñas, el disco fracasó indudablemente; sus ventas fueron paupérrimas, lo que obligó a Drake a dar un descanso a su carrera artística. En este ambiente donde las canciones del músico parecían impedidas para gozar del apoyo del público, la depresión ahondó este problema. Drake sufrió los últimos días de su vida intentando comprender su fracaso comercial, su disquera seguía enviando un pequeño cheque que no refería ya a un pago de regalías, sino más como una forma de retribuirle esa mágica música que nadie apreciaba. Nick Drake murió de una sobredosis de pastillas a los 26 años sin conocer el éxito comercial y tardó varios años para que surgiera una base de seguidores que lo admirara y reconociera.


Pink Moon es un trabajo imprescindible dentro del folk; la calidad de las composiciones, aunado a la voz y habilidad de interpretación, hacen de este disco un clásico de la música. 


Fotografías: Cortesía


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